Obrar en función de la dignidad de la persona (participantes, empleados), reconociendo que su valor no está determinado por ninguna circunstancia ni condición.
Acompañar a la persona (participantes, empleados) escuchándola, orientándola y sosteniéndola en su historia particular, valorando especialmente las relaciones familiares.
Educar a la persona (participantes, empleados) con base en la propia experiencia, estableciendo una relación que le permita enfrentar la realidad y desarrollarse integralmente.
Promover la participación de: la familia y sus integrantes, la comunidad, los empleados, los financiadores, los aliados públicos y privados, fomentando la corresponsabilidad hacia el bien común.
Ofrecemos espacios donde todas las personas se encuentren y se sientan acogidas.